Queridos amigos
llevo unos días tratando de
encontrar un motivo adecuado para felicitaros la Navidad. Os aseguro que he recorrido
muchas fórmulas que eran bonitas pero no me convencían del todo. Mi idea es
transmitir el mensaje del Nacimiento de Cristo de una forma sencilla, como
también fue sencilla su llegada a este mundo.
Este Nacimiento que os muestro es para mí una de las joyas que más aprecio. Es muy especial por su belleza y por cómo llegó a mis manos.
Fue hace ya mucho tiempo que
estuve unos meses en México invitada por una amiga. En los recorridos típicos
de todo el que visita un país extranjero visité lugares de arte popular
mexicano. Había una tienda pequeña de un artesano, anciano ya, con su
nieta, una jovencita no más de unos 15 años.
Me enamoré de la dulzura de sus caritas. La ternura de las ovejitas en diferentes posturas postrándose ante
el Niño Dios. El gusto con que resaltaba la importancia del momento al decorar
las figuras con atuendos yo diría que “celestiales”.
Esta jovencita es una gran artista, magnifica las vestimentas humildes por trajes realmente elegantes pero conservando la humildad de los pastorcitos y el detalle hermoso de las ovejitas.
Los Magos de Oriente son piezas delicadas y hermosas.
Este nacimiento es todo ternura, delicadeza… es muy hermoso.
Esta jovencita es una gran artista, magnifica las vestimentas humildes por trajes realmente elegantes pero conservando la humildad de los pastorcitos y el detalle hermoso de las ovejitas.
Los Magos de Oriente son piezas delicadas y hermosas.
Este nacimiento es todo ternura, delicadeza… es muy hermoso.
Bien, amigos, pues con estas
hermosas imágenes del Nacimiento de Jesús, que un año más he vuelto a colocar
en la repisa de la chimenea os deseo una FELIZ NAVIDAD en nuestras almas y en
nuestras vidas, y que la Luz de este acontecimiento ilumine nuestras almas y
nunca pierdan brillo… y recordad:
“Siempre hay un lado amable de la
vida”
María Dolores Velasco