jueves, 4 de agosto de 2016

3 - EL LADO AMABLE DE LA MÚSICA



Si queremos elegir algo que nos haga la vida agradable busquemos también en la Música. Más que buscar, yo diría “rebuscar” entre esas músicas que nos han llegado muy hondo, esas músicas que coinciden con nuestra personalidad o también, aventurarnos en las que todavía no las hemos conocido, porque la música es muy personal pero hay que rebuscar entre las que todavía no las hemos escuchado nunca…Quizás nos sorprenderemos a nosotros mismos de ver como autores que nos parecen que no son interesantes suben acelerados a un primerísimo lugar en nuestras listas preferentes.

Un día se me ocurrió escuchar algo que ya tenía super escuchado:  El “Adagio del Concierto para oboe y cuerda” de Alessandro Macello. Un artista diletante de familia noble veneciana (1689-1747). Hombre amante de diversas artes entre ellas la Música que la realiza con la misma maestría que lo pudiera hacer el más grande de los músicos llamados profesionales. Era un hombre afable y feliz y su personalidad queda reflejada en su música altamente amable.

J.S.Bach se enamora de este concierto y lo adopta para transcribirlo a clavecín, y este hecho le ayuda a que sea conocido y reconocido entre los más grandes del momento y de ahí a la posteridad.

Es una pieza muy conocida pero “escuchar” es mucho más que pinchar un disco y dejar que la música nos alegre los oídos. Ese sería el estadio más bajo de la audición musical.

Se puede hacer algo más…un pasito más para que nos impliquemos en ella, la sintamos dentro, fantaseemos con sus sonidos, la personalicemos para nosotros. La música tiene mensaje y cada uno de nosotros debe descifrar el mensaje personal que lleva, y que por supuesto ninguno será igual al de otra persona.

Esto es lo que sentí un buen día al escucharla:

Me dejo llevar de su música y mi imaginación me adentra en los bosques misteriosos y serenos donde habitan seres mágicos. Paseo entre cascadas, por caminos y senderos donde se pueden ver, si así lo deseas,  duendes y ninfas que pululan por los bosques sombríos regados por las aguas cristalinas de los riachuelos que transcurren tranquilamente sin que nadie turbe su caminar…Me encontraré con bellos elfos y juguetones duendecillos recogidos en sus diminutas casitas  donde se reúnen divertidos en las noches tranquilas del invierno. Hay un riguroso silencio en el bosque pero si se agudiza el oído se pueden escuchar sus sonrisitas divertidas, sus charlas animadas.
Los elfos, que con su notoria belleza, dejan un halo de elegancia y serenidad. Todo es mágico, todo es bello, todo es un ensueño que me provoca tan bella melodía que un día un elegante hombre creó para la humanidad”.

No he podido reprimir expresar lo que sentí al escuchar esta música y realicé este video. Quizás mañana sean otras sensaciones. No siempre una música  trae las mismas imágenes y sensaciones; esa es la magia de la música, ese es el mérito de la música que siempre nos provoca sensaciones, imágenes, sentimientos nuevos, creatividad a manos llenas, beneficios para el alma, serenidad cuando se necesita.

Recreémonos, pues, con esta bella pieza cuyo instrumento protagonista es el oboe, bello instrumento de viento-madera que con su cálida voz y dulce sonoridad, nos invita a sacar los más tiernos sentimientos, quizás los más dulces recuerdos… posiblemente lo mejor de todos nosotros.


María Dolores Velasco