Si
tienes en ti mismo una fe que te niegan
y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan.
y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan.
R. Kipling
De las pocas cosas que veo en
TV como son algunos programas de opinión generalmente política, porque el
panorama actual está plagado de “expertos” en la política actual de nuestra
querida España, llama mi atención un periodista que siempre está con cara de
enfadado, lo que vulgarmente se dice con “caraperro”. No lo está…me consta, es
correcto de palabra pero su rostro es hostil.
Y este hecho hizo que me
fijara atentamente en él cada vez que participa en un debate. Efectivamente es muy
difícil verlo sonriente aunque sea un poquito…nada más que un poquito…Hasta que
un día por fin lo hizo…¡sonrió!... y me quedé muy preocupada porque ese señor
me demostró que no sabe sonreír. Su rostro fingió una mueca horrible, forzada, sus
músculos de la cara no están preparados para sonreír abiertamente y mostrar un
aspecto sereno y amable. Desde entonces ya no lo juzgo, solo me da pena que
alguien no sepa sonreír, quizás porque no lo ha practicado desde niño y eso es
muy triste.
Sonreír es como un arte, y eso
que parece tan natural no lo es, hay que ejercitarse en ello desde niños. No se
trata de ir por la calle sonriendo a todo el que pasa porque nos tacharían de
chiflados, pero sí es importante cuando alguien se dirige a nosotros escuchar
lo que nos pide con un gesto al menos de amabilidad.
Uno de los lugares donde se
puede hacer un estudio de gestos es en los transportes públicos. Gente muy
joven con gestos realmente adustos, preocupados, con unas arrugas de expresión
muy considerables.
Sonreír es casi como una
obligación para con nuestros semejantes porque el hecho de dirigirnos a otras
personas con un gesto sonriente, amable, ya de entrada, se presta a una buena
relación, y tanto para el que sonríe como para al que va dirigida nuestra
sonrisa será un motivo de relación relajada que transforma nuestros
sentimientos y tiene un efecto positivo.
Tengo en mi memoria un suceso
que me ocurrió hace ya algún tiempo que es muy descriptivo:
Iba yo por la calle con cierta
prisa porque tenía el tiempo justo para llegar a un Seminario de Musicoterapia
cuando me crucé con un joven un poco desaliñado casi como si fuera un mendigo.
Se dirigía a la gente desesperado solicitando que le escucharan. Yo, en ese
momento imposible hacerlo, pero me quedó un poco de remordimiento el haber
pasado por su lado aparentemente indiferente.
A las tantas horas el joven
todavía estaba en el mismo lugar suplicando le escucharan y nadie lo hacía
quizás diera miedo a la gente…Me detuve y le pregunté que le pasaba y que era
lo que quería que le escucháramos. Me respondió que nadie hablaba con él, que
se había ido de su casa y nadie le quería hablar, necesitaba hablar con alguien
porque si no tenía alguien amable con quien cruzar algunas palabras se iba a volver
loco. Le dije sonriente que si quería que le ayudara con algo de dinero y me
respondió que no, que lo único que deseaba es hablar…
Hablar, comunicación,
amabilidad, en una palabra: Afecto es lo que ese pobre chico necesitaba. Ese
día nunca se me olvidará.
Y para terminar mirad lo que
dice el poeta Gustavo Adolfo Becquer:
“hoy
la tierra y los cielos me sonríen,
Hoy
llega al fondo de mi alma el sol,
Hoy
la he visto…,
La
he visto y me ha mirado…
¡Hoy
creo en Dios!”
Pues a practicar, queridos
amigos!!
María Dolores
Que razón tienes, Dolores. Una sonrisa te puede llevar al cielo.
ResponderEliminarGracias por tus palabras.
Un beso
Para la buena relación con otras personas es imprescindible la amabilidad o por lo menos un gesto amable.
EliminarBesos
Sweet Dolores,
ResponderEliminarHow I loved your beautiful post! A smile can change someone's day! You gave me a wonderful reminder to simply smile. So many sad and forlorn faces, so much despair, so much grief, so much pain and sorrow...but a smile can change an attitude! Thanks again for sharing your beautiful heart, my friend! Sending smiles and hugs, Pam
querida Pam, desde estos lugares de expresión como son los blogs se puede hacer mucho por mejorar las relaciones entre las personas. Tu blog es un ejemplo magnífico de belleza y armonía.
EliminarAbrazos
Que entrada mas bonita! La sonrisa que estoy integrando en mi vida. Yo era una de esas personas que nos cruzamos a diario con gesto defensivo, ¡que horror! Así como nos va a llegar nada bueno? Imposible,no estamos receptivos a nada, pasará y no nos daremos cuenta. Hay que sonreír continuamente, a todos, a todo y sobre todo a nosotros mismos.
ResponderEliminarbueno Mudi, veo que te ha llegado al alma mi post de tal forma que el comentario lo has duplicado para que quedara bien afirmado lo que dices...jajaja
EliminarAhora en serio, si es así como dices que eras me alegra que te hayas incluído en el "club" de la amabilidad y la sonrisa. Sobre todo me gusta mucho la frase final "y sobre todo a nosotros mismos"
¿a quien mejor se le puede regalar una sonrisa?
Que entrada mas bonita! La sonrisa que estoy integrando en mi vida. Yo era una de esas personas que nos cruzamos a diario con gesto defensivo, ¡que horror! Así como nos va a llegar nada bueno? Imposible,no estamos receptivos a nada, pasará y no nos daremos cuenta. Hay que sonreír continuamente, a todos, a todo y sobre todo a nosotros mismos.
ResponderEliminarQuizás porqué vivo en un pueblo y casi todos nos conocemos, sonreir y hablar se hace involuntariamente. Nunca concebí las personas que ni saludan ni sonrien.
ResponderEliminarUn placer leerte, como siempre te comento.
Besos María Dolores.
Tienes razón, en los pueblos es más agradable la convivencia. En las grandes ciudades nadie se mira, nadie se preocupa de nadie, cada uno va a lo suyo...por eso en las grandes ciudades hay un buen número de personas con depresión.
ResponderEliminarYo vivo en Majadahonda que es un pueblo a 20 Km. de Madrid y me siento feliz. La vida es muy fácil y al menos de vista nos conocemos casi todos.
Besitos